Reflexiones para tí.

Una obra humanitaria II

Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí… En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:34-36, 40.

La iglesia es un lugar ideal para promocionar, practicar y desarrollar actividades humanitarias, como por ejemplo:

La lista podría continuar, pero prefiero invitarte a usar tu poder de observación, para detectar las necesidades de los más necesitados, así como tu creatividad, para ver qué pueden hacer tú mismo y tu iglesia, para brindar el mayor servicio posible a la humanidad que te rodea.

Ten vocación de “ángel”, y sé como Jesús, que “anduvo haciendo bienes” (Hech. 10:38).

 

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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Las creencias adventistas tienen el propósito de impregnar toda la vida. Surgen a partir de escrituras que presentan un retrato convincente de Dios, y nos invitan a explorar, experimentar y conocer a Aquel que desea restaurarnos a la plenitud.

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