Confía en el Dios soberano
Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Génesis 50:20.
No fueron dos días, ni dos semanas, ni dos meses los que José tuvo que vivir alejado de su familia, sin esperanza alguna de volver a verla; en los que tuvo que vivir primero como esclavo y luego encerrado en la cárcel como si fuera un criminal. Fueron décadas, más de veinte años. Y, sin embargo, al echar una mirada retrospectiva, José, en vez de hacer el papel de víctima, lamentarse de su “mala suerte” o volverse un resentido contra la gente, contra sus hermanos, contra la vida, contra Dios, no hace otra cosa que alabar a Dios con su vida íntegra y con sus palabras, maravillado al reconocer la soberanía de Dios sobre su vida, y que todo respondió a un glorioso plan celestial.
También para ti Dios tiene un plan especial:
“Para cada uno de nosotros, el Padre fijó un programa eterno, que será una línea pequeña, pero una línea, en ese esquema eterno del amor.
“A veces nos sentimos perdidos en el vacío, sin destino ni justificación en la existencia, y olvidamos que formamos parte, no sabemos cómo, ni dónde, de ese infinito plan arquitectónico y total, diseñado por tu Padre, que es la historia de la salvación de la humanidad.
“En ese dibujo complicadísimo, en esa trama infinita de líneas, de luces, de sombras, de masas y volúmenes, hay una raya pequeña, que parece perdida, pero que es necesaria, trazada amorosamente por la mano de mi Padre, que es mi vida, y que lleva escrito mi nombre.
“No estoy solo, Cristo, estoy integrado a tu empresa redentora. Necesitas mi colaboración, también, para cumplirla totalmente. Tómala; toma mis dolores, mis penas, mis pecados, mis amores, mis odios, mis luces, mis sombras, mi sangre, mi vida, mi muerte.
“Y que al morir, como tú, sienta yo también la satisfacción de haber cumplido y realizado esa rayita pequeña, que es mi destino, en el plano infinito de tu Padre. Con la certeza de que lo que yo no pueda cumplir, lo cumplirás tú por mí”.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie
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