Reflexiones para tí.

Lo que importa es tu actitud

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida. Deuteronomio 30:19.

Hemos visto, hasta aquí, que somos seres integrales, bio-psicosocio-espirituales, y que hay variables que influyen en nuestra conducta: factores hereditarios, congénitos, orgánicos, vivencias infantiles, formación psicoafectiva y cognitiva desde la niñez, condiciones socioeconómicas. Podríamos pensar, sobre la base de tantas fuerzas que operan en la conducta, que no tenemos otra opción que ser lo que estos factores decidan. Pero, al observar a distintos seres humanos sometidos a condiciones similares, vemos que sus reacciones varían.

Alguien que ha notado esto de manera especial ha sido Viktor Frankl. En los campos de concentración, donde padeció lo peor con otros reclusos, él pudo observar cómo no todos reaccionaban de igual manera en la misma circunstancia. Así él describe su conclusión de qué es lo que, en última instancia, determina el carácter y el destino:

“El ser humano no es una cosa más entre otras cosas; las cosas se determinan unas a las otras; pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante. Lo que llegue a ser -dentro de los límites de sus facultades y de su entorno- lo tiene que hacer por sí mismo. En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de pruebas, observábamos y éramos testigos de que algunos de nuestros camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste.

“Nuestra generación es realista. Hemos llegado a saber lo que realmente es el hombre. Después de todo, el hombre es ese ser que ha inventado las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es el ser que ha entrado en esas cámaras con la cabeza erguida y el Padrenuestro o el Shema Yisrael en sus labios”.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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