Zeba y Zalmuna
Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer. 1 Corintios 10:12.
Después de la famosa historia de los trescientos, Zeba y Zalmuna (los reyes de Madián), escaparon. Gedeón y sus cansados soldados los siguieron. El relato bíblico nos cuenta que los persiguieron por el territorio de Sucot y de Peniel.
“Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con una fuerza de quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos del oriente, pues habían caído en batalla ciento veinte mil soldados. Gedeón subió por la ruta de los nómadas, al este de Noba y Yogbea, y atacó al ejército cuando éste se creía seguro” (Juec. 7:10, 11).
La matemática es clara. El ejército que Dios venció con trescientas trompetas sumaba 135 mil hombres. Lo cierto es que Gedeón atacó cuando el ejército se sentía seguro. La falsa idea de seguridad complicó la vida de estos reyes.
Por un lado, quiero que veas a Gedeón cansado, corriendo detrás de lo que quedó del ejército enemigo. Dios le había dado un increíble triunfo. Ya habían muerto 120 mil soldados, ¿para qué preocuparse por un “pequeño grupo” de quince mil? Si se venció a aquel enorme ejército, ¿cuál sería la dificultad en vencer a este “grupito”?
Una victoria, por estruendosa que sea, si no es completa, no cumple con los propósitos divinos. Dios no se conforma con medias victorias; él no quiere que, en tu lucha contra el mal, dejes “vivos” a 15 mil. Él no quiere que te acomodes pensando en los 120 mil derrotados. Él sabe que la tarea de exterminación del mal debe ser total. Por nuestro bien. Por nuestro futuro.
Por otro lado, los reyes de Madián estaban “seguros”. Tan seguros como tú y yo frente al pecado. Pensamos que nuestros quince mil guerreros, nuestras fuerzas, nuestra historia, nuestra familia, nuestros sermones predicados y nuestros contactos misioneros son suficientes para defendernos de los ataques del enemigo. Nos sentimos seguros, porque creemos que estamos en el lugar Ideal, con la compañía ideal, en la situación ideal, sin saber que por el camino menos pensado nos pueden volver a atacar y destruir.
¿Dónde te sientes seguro? ¿Por qué te sientes seguro? Que tu única seguridad, hoy, sea Jesús.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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