JEREMÍAS
La palabra del señor vino a Jeremías en el año trece del reinado
de Josías hijo de Amón, rey de Judá. Jeremías 1:2.
Puede que no sea fácil estar del lado de Dios, pero es lo correcto. Ese punto debería ser suficiente para que nuestras decisiones siempre estuviesen teñidas por ese elemento. Pero en realidad, lamentablemente, muchas veces decidimos por lo que es más fácil para nosotros en el momento, por más que sea incorrecto.
Jeremías nos enseña que, sin importar las circunstancias, nuestro deber es obedecer la voz de Dios. Reyes, otros profetas, sacerdotes y el pueblo fueron el blanco del mensaje del profeta; mensaje no muy amigable, por cierto. Esto le trajo persecución, prisión, amenazas, pero esto no consiguió desviarlo del camino marcado desde el Cielo.
Este sentido de rectitud, esta vida marcada por principios inamovibles –sin tomar en cuenta las circunstancias adversas– es llamativa para nosotros hoy.
Lee el primer diálogo que Dios tiene con Jeremías: “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta. Yo le respondí: ‘¡Ah, Señor! ¡Soy muy joven!’ Pero el Señor me dijo: No digas: Soy muy joven, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene. No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte” (Jer. 1:4–8).
Esos pocos versículos marcan un nuevo llamado del Dios del universo a un joven dispuesto a entregarse. Es posible que no hayas oído la voz del Señor diciéndote estas palabras ni hayas soñado con esta escena, pero te aseguro que con solo tener la actitud de entrega total, las mismas promesas y las mismas órdenes son para ti hoy, sin importar cuáles creas que son tus límites.
Dios te conoce, te ama y te apartó para una tarea especial desde antes de tu nacimiento; porque tú eres muy especial para él. No se te ocurra decirle que eres “muy joven”, “muy alto”, “muy bajo”, “muy gordo”, “muy flaco”, porque él te conoce perfectamente y te quiere enviar para que digas exactamente lo que él te ordene.
No tienes derecho a tener miedo, porque él está contigo para librarte. ¿Qué más puedes pedir? ¿Qué más puedes esperar? El Dios todopoderoso del universo está contigo; en sus manos, tú no tienes límites.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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