TODA LA LEY EN UNA FRASE
Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto” (Colosenses 3:14, NVI).
Cuenta el Talmud que un pagano que anhelaba convertirse al judaísmo decidió entrevistarse con Hillel y Shamay, los dos grandes rabinos de la época. El gentil se acercó primero a Shamay, y le dijo:
-Quiero que me enseñes toda la ley en el tiempo en que yo puedo sostener mi cuerpo con un solo pie.
Shamay, que era carpintero, agarró un pedazo de madera y salió detrás del pagano para golpearlo por haber dicho algo tan estúpido.
Luego, el inquieto gentil visitó a Hillel y le lanzó el mismo reto. El sabio rabino le dijo:
-Aquello que te resulta desagradable, no se lo hagas a nadie. En esto se cumple toda la ley. Lo demás no es más que su comentario.
Si le preguntáramos a Jesús cuál es la quintaesencia de la ley, el Maestro repetiría su Regla de Oro, que es una versión positiva de la de Hillel: “Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes; porque en eso se resumen la ley y los profetas” (Mateo 7:12). Evidentemente, la propuesta de Cristo tiene mayor alcance que la de Hillel, porque ser bondadosos conlleva más que no hacer mal a los demás. El amor a Dios y a nuestro prójimo es lo que nos identifica como cristianos genuinos. Mientras que Hillel exige lo mínimo, no hacer el mal, Jesús demanda lo máximo: haz el bien, ama a los demás. Ahí radica la diferencia entre un cristiano y un simple moralista: en el amor. Con razón el apóstol dijo: “El que tiene amor no hace mal al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley” (Romanos 13:10).
Tertuliano, un defensor de la religión cristiana, escribió a principios del siglo III d.C. que algunos murmuraban a los cristianos porque estos se amaban mutuamente. Según él, los no creyentes, llenos de envidia, vociferaban: “Miren cómo se aman los cristianos unos a los otros, mientras nosotros nos aborrecemos. Miren cómo cada uno está dispuesto a morir gustosamente por el otro, mientras nosotros estamos más dispuestos a matar” (Apología XXXIX). Hoy no te limites a no hacer mal; procura hacer el bien.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco
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